18 de enero de 2012

¡Maestro, reza por mí!.

Me encuentras por el pasillo, entre clase y clase, te pones a mi lado y me pides que rece por tí, que tienes un problema muy gordo. Me paro, te miro fíjamente y te digo si te puedo ayudar en algo. Tú me insistes en que rece por ti y por un familiar, que tiene una enfermedad muy grave. Te das la vuelta y te marchas, sin darme tiempo a decirte nada más.

Tu petición ha sido como un recordatorio que uno encuentra en un libro que leyó hace tiempo y no lo quitó.

Amigo mío, ¿no sabes que yo tengo la obligación de rezar por ti, y por tus compañeros aunque no me lo pidáis?. Lo vengo haciendo desde el primer instante que me dijeron que venía a Rojales. Aun antes de saber que tú y tus compañeros existíais, oré a Nuestro Señor Jesucristo por todos vosotros, y lo sigo haciendo cada día.

¡¡ Señor Jesús, no permitas

que nada malo pase a ninguno de estos chicos

que Tú has puesto en mis manos,

no dejes que ninguno de ellos se pierda.

Protégelos, bendícelos, iluminales con tu rostro,

fíjate en ellos, dales tu paz

y concédeles siempre tu favor!!.

Gracias, ¡ Que así sea!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario