Homilías para niños

Como sabes, además de ser tu profe de reli, soy diácono permanente, por eso tengo que prepararme de una manera especial el Evangelio y las lecturas de cada domingo, pensando en los niños y jóvenes que vienen a la Iglesia:

Trataré ahora con el inicio del año litúrgico nuevo, poner aquí las homilías para acercaros el mensaje del Señor a los niños y jóvenes y por supuesto a los papás. 

Que aproveche: (Por lógica en esta página, lo más nuevo estará arriba y los domingos anteriores irán quedando al final de este documento:
  • El V Domingo del T.O. (C), me he servido de una caña de pescar, y les he contado a los niños lo apasionante que puede ser un día de pesca, pero también lo aburrido que puede llegar a ser si no pican los peces. Eso mismo es lo que les sucedió a Pedro, Santiago, Juan y los otros pescadores que pasaron la noche pescando y a la mañana siguiente hicieron una pesca milagrosa, tan solo porque se dejaron guiar por las palabras de Jesús. Ante la recogida tan grande de frutos, los ministros de la Iglesia nos sentimos, indignos y pecadores de que el Señor se valga de nosotros para, junto al Espíritu Santo, hacer que de nuestro trabajo, se proclame la Buena Nueva de Dios a los miembros de la Iglesia.

  • El IV Domingo del T.O. (C), aprovechando que el Evangelio narra el desprecio a Jesús por parte de los que no le creen en su pueblo; llamé a un niño voluntario y les pregunté al resto si lo conocían, si sabían qué curso estudiaba, si conocían a sus padres, sus aficiones y al final les conté que él tenía un poder especial, porque curaba a los enfermos, hacía milagros, y de pronto todos los niños comenzaron a reírse; en ese momento les dije que lo mismo sucedió con Jesús, que no desprecian a un profeta mas que en su pueblo y entre los que lo conocen. Terminé recordándoles la misión de los cristianos de ser sacerdotes, profetas y reyes, y por lo tanto estamos llamados a evangelizar, anunciar, denunciar y servir a los demás.
  • El III Domingo del T.O. (C), les he enseñado un calendario, que como estamos en el 4 domingo del año, aún están muy frescos los propósitos y promesas que las personas solemos hacernos por el año nuevo. Cuando pasan los meses, si lo cumplimos, nos sentimos orgullos y si no se han cumplido nos sentimos decepcionados ante los demás. Igual en la antigüedad, el pueblo de Israel, cuando Dios hacía una promesa, tenía que cumplirla. Así sucedió con la gran promesa del envío del Mesías. Jesucristo, es el fruto de esa promesa hecha por Dios al pueblo y reciba por los cristianos. Nos sentimos orgullosos con Dios porque no nos ha decepcionado cumpliendo su promesa.
  • El II Domingo de T.O (C), me he llevado un periódico con una noticia impresa de un milagro que ha sucedido en una boda en la población de Caná de Galilea. María, la señora que vio que los novios se habían quedado sin vino, acudió a  su hijo Jesús, vecinos de la ciudad de Nazaret, para que solucionara el gran problema que les había surgido a los novios. Terminó convirtiendo el agua de 6 tinajas en un riquísimo vino que dejó con la boca abierta a todos los invitados y sirvientes del banquete. Así es Jesús es el enviado por Dios para cambiar nuestras obras insípidas que son como el agua para darles el sabor, el aroma y el color para convertirlas en vino y del bueno. A ver si las obras de Jesús, como a los apóstoles nos sirven para aumentarnos la fe en este año de gracia que ha convocado el Papa.  
  • En el día del Bautismo del Señor, he usado una concha con las que solemos bautizar en la Iglesia y he contado la historia de San Agustín y el niño que encontró en su paseo por la playa y trataba de meter toda el agua del océano en su hoyo, y el santo trataba de entender el misterio de la Santísima Trinidad. Así es la presencia de Dios hoy en el Evangelio, el Padre presenta al Hijo amado, el Espíritu se posa sobre el Hijo, mientras éste sale del agua bautizado por Juan Bautista.
  • El día de la Natividad del Señor (C), me ayudé, e hice toda la homilía o reflexión bíblica con una imagen del Niño Jesús entre mis manos, y quise hacerles ver cómo ese Niño había cambiado la historia de la humanidad. La Palabra existía desde el principio, y cómo cuando Dios quiso la envió a encarnarse, y cuando llegó, los suyos no la recibieron, ni en la posada, ni en todo su país, fue perseguido, hasta que al final lo ejecutaron en una cruz, haciendo la reflexión en torno a que no sea esa nuestra actitud, que no se repita la historia de no tener en nuestro corazón, en nuestra familia, en nuestra sociedad, sitio para Dios o las cosas de Dios.
  • El Domingo IV de Adviento (C), me llevé una Biblia, el libro de historias, con el que le dije a los niños que en él se pueden leer muchas historias, como la de una muchacha que se le apareció un hada madrina y, ... le adapto la historia de la Virgen María, para que a ellos les parezca una historia nueva. Al final, les digo que la muchacha es  María, que el hada madrina era el Arcángel Gabriel, y termino diciéndole, cómo en la Biblia tenemos las historias más bellas donde interviene Dios en la historia de la humanidad. Así lo reconoció María y así debe ser nuestra actitud la de ofrecernos a Dios y considerarnos una herramientas en las manos de Dios para que se haga su voluntad.
  • El Domingo III de Adviento (C), me he ayudado de un regalo, con el fin de poder hablar del gran regalo que nos hace Dios a todos los hombres y mujeres de la tierra. Primero al pueblo judío, pero después por el cristianismo a todo el orbe. El domingo de la alegría, "Guadete", eso es lo que nos falta en nuestras celebraciones. ¡Qué pena que los cristianos no transmitamos la alegría al resto del mundo por tener en nuestro poder el gran regalo que Dios ha hecho a la humanidad, su propio Hijo. Si supiéramos los cristianos vivir con entusiasmo nuestra fe, otro gallo nos cantaría, tendríamos las iglesias a reventar.
  • En el Domingo II de Adviento (C), he utilizado un  pequeño megáfono. Tras comentar que el poema de Baruc proclama la alegría del final del destierro del pueblo de Israel, he comentado el salmo, con la idea que se ha repedito que el Señor no solo estuvo grande con ellos, sino con nosotros también al enviarnos la Salvación en su propio Hijo, siendo anunciado por todos los profetas del A. Testamento, especialmente por la voz que clamaba a que le preparáramos el camino en el desierto. Juan el Bautista era el vocero de Dios por los pueblos de Israel, donde también se nos invita hoy a que cambiáramos de vida y he terminado diciendo que también en estos momentos tenemos oportunidad de preparar el camino del Señor acudiendo al sacramento de la confesión y preparando nuestro interior para la venida de Jesús en navidad. 
  • En el Domingo 1 de Adviento (C), he usado un reloj despertador. He hecho un breve recorrido por las lecturas y he aprovechado para decirles que el pueblo de Israel sabía que Dios enviaría al Mesías, pero que era necesario recordárselo para abrir sus corazones, despertarse del anquilosamiento de tantos años de espera. El despertador es para despertar también a los cristianos que llevamos tantos años de catequesis oyendo sobre Jesús de Nazaret y ahora es necesario despertarnos del sueño, de la larga noche que muchos llevan durmiendo en cuanto a la fe y al egoísmo. En el año de la fe hay que despertar a todos para que la llegada del Señor en navidad, sea de verdad una buena noticia. ¡Feliz Adviento!.

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