Dice el Papa Francisco que un buen profesor ama con más
intensidad al alumno difícil. En audiencia el 14 de marzo del 2015, del Santo Padre recibe a los
miembros de la
Unión Católica Italiana de Profesores y les recuerda que
su trabajo no es solo transmitir contenidos.
Enseñar es un
trabajo bellísimo, porque permite ver crecer día tras día a las personas que
son confiadas a nuestro cuidado. Es un poco como ser padres, al menos
espiritualmente y es una gran responsabilidad. Así lo ha asegurado el papa
Francisco en la audiencia con los miembros de la Unión Católica Italiana
de Profesores, Dirigentes, Educadores, Formadores (UCIIM). A ellos se ha
dirigido como “colegas” porque “también yo he sido profesor como vosotros y
conservo un bonito recuerdo de los días pasados en el aula con los
estudiantes”. Además, se ha lamentado de que los profesores estén mal pagados,
"es una injusticia".
El Papa ha explicado que enseñar es un trabajo serio, que solo una personalidad
madura y equilibrada puede asumir. “Un compromiso de este tipo puede intimidar,
pero es necesario recordar que ningún profesor está solo: siempre comparte el
propio trabajo con otros colegas y con toda la comunidad educativa a la que
pertenece”.
Por otro lado el
Pontífice ha recordado que esta Asociación ha cumplido 70 años y ha invitado a
hacer balance. “En estos años habéis contribuido a hacer crecer el país, habéis
contribuido a reformar la escuela, habéis contribuido sobre todo a educar
generaciones de jóvenes”, ha observado Francisco.
Haciendo referencia
al mandamiento “ama al Señor tu Dios y a tu prójimo”, el Santo Padre se ha
preguntado, “¿quién es el prójimo para un profesor?” El prójimo son sus
estudiantes, es con ellos con los que pasa sus días. “¡Son ellos los que
esperan de él una guía, una dirección, una respuesta y, antes aún, buenas
preguntas!”, ha asegurado.
Por otro lado, ha
indicado que el deber de un buen profesor --más incluso en el caso de un
profesor cristiano-- es el de amar con mayor intensidad a sus estudiantes más
difíciles, más débiles, más desfavorecidos. "Y hay algunos que hacen
perder la paciencia, ¡pero a esos debemos amarlos más!", ha exclamado.
Así, el Santo Padre ha pedido a los presentes “amar más a los estudiantes ‘difíciles’,
a los que no quieren estudiar, a los que se encuentran en situaciones
complicadas, a los discapacitados y los extranjeros, que hoy son un gran
desafío para la escuela”.
También ha querido
recordar que si hoy una asociación profesional de profesores cristianos “quiere
testimoniar la propia inspiración, está llamada a comprometerse en las
periferias de la escuela, que no pueden ser abandonadas a la marginación, la
ignorancia, a la delincuencia”. En un sociedad a la que le cuesta
encontrar puntos de referencia --ha advertido-- es necesario que los jóvenes
encuentren en la escuela una referencia positiva. Y esto ocurre si “dentro hay
profesores capaces de dar un sentido a la escuela, al estudio y a la cultura,
sin reducir todo solo a la transmisión de conocimientos técnicos sino con el
objetivo de construir una relación educativa con cada estudiantes, que debe
sentirse acogido y amado por lo que es, con todos sus límites y sus
potencialidades”. A propósito el Papa ha asegurado a los presentes que deben enseñar
no solo contenidos de una materia, sino también los valores de la vida y las
costumbres de la vida.
Además, el Obispo de
Roma ha recordado que la comunidad cristiana tiene muchos ejemplos de grandes
educadores que se han dedicado a colmar las carencias de la formación escolar o
a fundar escuelas a su vez. A este punto, ha mencionado a san Juan Bosco. “A
estas figuras podéis mirar también vosotros, profesores cristianos, para animar
desde dentro una escuela que, a prescindir de su gestión estatal o no estatal,
necesita educadores creíbles y testigos de una humanidad madura y completa”, ha
exhortado el Pontífice.
Finalmente, el Papa
ha subrayado que la enseñanza no es solo un trabajo: es una relación en la que
cada profesor debe sentirse por entero implicado como persona, para dar sentido
a la tarea educativa hacia los propios alumnos.
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