Cuántas
veces hemos dicho en clase que la
Iglesia no permite esparcir las cenizas de nuestros
difuntos!. Nosotros, a lo largo del curso, creo que
repetimos muchas veces la idea de respetar y cuidar nuestras tradiciones cristianas, como es el caso del día de todos los santos, el día de los fieles difuntos y muchas más tradiciones riquísimas que tenemos y que están dejándose de practicar porque ni sabemos, ni preguntamos lo que significa.


La Iglesia exhorta a los fieles a guardar las
tradiciones cristianas respecto al momento de la muerte y las exequias. "Enterrar
a los muertos es una obra de misericordia". Aconseja vivamente
que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; Se nos recuerda que "los católicos no esparcimos las cenizas de nuestros
difuntos", sino que damos cristiana sepultura en lugar sagrado a los
restos de nuestros difuntos, también a las cenizas, cuando, con las precisas condiciones
señaladas por la Iglesia,
se procede a la incineración.
Todo esto no es de nuestra invención o empeño personal sino que nos lo señalan los documentos de la Santa Iglesia, tales comoel canon 1176 del Código de
Derecho Canónico; también lo podemos ver en el Ritual de Exequias y
Praenotanda, nn. 18-19; en la
Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los
Sacramentos, en el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia.
Principios
y orientaciones, nº 254, 2002. Repito no es un capricho nuestro, sino que
nuestros cuerpos han sido templos del Espíritu Santo y no podemos dejar de
honrar a nuestros difuntos.
¡Ala, pues en la parte que nos corresponda, el que tuviera intención de ser arrojado al mar, que lo haga en vida y disfrute del chapuzón, solo o en compañía, y el que pensaba que lo arrojasen en la montaña, que antes de morir se lleve un bocata y disfrute del entorno y de la las vistas!
¡Que aproveche!.
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