5 de agosto de 2014

¡ Gracias Virgilio y hasta siempre !

Amigo Virgilio:

Cuando esta mañana he leído la noticia que el Sr. Obispo te cambia a Onil y vas a dejar la Parroquia de San Pedro de Rojales, he sentido un frío que me recorría la médula y una pena muy grande ha llenado mi corazón, porque he recordado lo mucho que te quieren los chicos de mi Instituto. 

Han sido unos años donde te has desvivido por ellos, por sus padres y sus abuelos. Has trabajado hasta la saciedad, has trabajado por dentro y por afuera a esos feligreses, y ellos lo han visto. Lo hemos sentido, visto y alegrado de tu presencia siempre cercana. Ellos, alegremente, siempre me venían contando cosas de tus encuentros con ellos, y constantemente nos sorprendías con tu ingenio y tu capacidad evangelizadora.

Siempre he tenido las puertas abiertas a ti, a la parroquia, a lo que te pidiera, siempre has estado cerca, y siempre has venido a nuestras aulas, a invitarnos a seguir creciendo en la catequesis de confirmación. 

Siempre que llegaba una fiesta, me invitabas, con la excusa que a mis alumnos les gustaría verme allí. Me llamabas para ir a San José de Ciudad Quesada y me has invitado a predicar y otras veces a acompañaros en fiestas o momentos especiales. Me he sentido querido, apreciado y en mi humildad, creo que he correspondido a tu amistad tan grande que nos une desde el Seminario.

Será duro empezar este curso, sabiendo que no estás tan cerca; lo único que sabiendo que no ha sido capricho tuyo el cambio, sino por necesidad, para asistir a tu madre, elevo al Señor mi dolor, junto al de mis chicos, y le pido que nuestra pena la convierta en salud para ella y tranquilidad para ti. 

En nombre de todos mis chicos y en el mío propio, te digo: ¡Gracias Virgilio por todo!.

Que el Señor te bendiga, mi amigo y mi hermano mayor en el orden recibido.

¡ Hasta siempre !

Manuel Cosme.